Orizaba, Ver., 15 de abril de 2022. Con una multitudinaria participación de fieles católicos de todas las edades, el Obispo Eduardo Cervantes Merino encabezó el viacrucis de la Pasión y Muerte de Jesucristo, fecha de gran importancia para la Iglesia Católica en la que se recuerda el gran amor de Dios hacia el mundo al entregar a su único hijo en sacrificio por la salvación de los pecados del Mundo.
Partiendo de la Catedral de San Miguel Arcángel, con el ornamento de color rojo que simboliza el sacrificio de Jesús que murió en la cruz, en compañía de otros sacerdotes, el Obispo dio inicio este recorrido con que partió con el incienso que marca la purificación y así poder adentrarse en este momento eucarístico seguido de los monaguillos y servidores de la Diócesis de Orizaba.
Las imágenes de Jesús de Nazaret y la Virgen de los Dolores fueron cargadas por hombres y mujeres que desearon ser parte de este momento a lo largo de las 14 estaciones, quienes a pesar del intenso calor no desistieron en mostrar su fe.
Previo a su partida el Prelado en entrevista aseguró que el Señor Jesús ha invitado Construir la Paz, la cual es una bendición de Dios pero también es una tarea nuestra.
“El Señor cargo sobre él nuestros pecados, nuestra iglesia católica siempre ha tenido la vocación de trabajar por la paz el saludo del señor resucitado lo escucharemos en la Pascua, fue la paz con ustedes, quiere decir que la resurrección del señor ha transformado el proyecto de vida que no siempre hemos alcanzado entender”.
Insistió que hoy más que nunca nos toca trabajar por la paz y valorarnos como personas, como hijos de Dios y descubrirnos como hermanos en todas partes citando que desde luego que es muy triste la fuerza y la la influencia el lugar social económico y político que ocupa Ucrania y Rusia.
“Pero lo que nos toca a nosotros más inmediatamente es la más doloroso la violencia, la desaparición, el crimen organizado, la impunidad, la violencia que se ejerce muchas veces el más fuerte con más débil incluso en el hogar, en el barrio”.
De ahí que es necesario pedir al Señor que de la fuerza, la alegría de poder encontrar caminos para la paz y la reconstrucción del tejido social.
“Sí preocupa porque nosotros no fuimos llamados la vida nos han regala para destruirla sino ha sido un don de Dios para que sepamos vivirla adecuadamente en el tiempo y de esta manera alcanzar la eternidad y la eternidad, no es otra cosa más que, tener parte con Dios, pero el cielo empieza en la tierra como aprendemos nosotros a tenemos relaciones por marcadas por el amor, la justicia, la paz y el bienestar”.
Finalmente se mostró motivado ante la gran respuesta de los fieles que se congregaron en este viacrucis porque esta es una muestra de que a pesar del confinamiento, la fe siempre estuvo presente, “esas expresiones tienen que llevar también a la construcción de cada día de vivir el evangelio y construir relaciones más fraternal humanas y más justas”.
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